“¿Disculpe, podría prestarme su teléfono? He tenido una emergencia.”
Escucho
por el portero la voz de alguien que no veo hace años. Puedo distinguir los
temblores de frio y miedo en tu cuerpo solo con escuchar tu voz. Toda una vida conociéndote
me volvió ajeno a tus encantos, toda una vida conociéndote me volvió sensible a
cada movimiento pudiéndolo leer como si estuvieras frente a mí.
Te abro
la puerta desde arriba y logro escucharte como subes desesperada por las escaleras,
asustada, temblando, de frío y miedo. No por quién pueda estar detrás de la
puerta subiendo las escaleras, sino de lo que hay afuera, de lo que te espera
luego de que salgas. Te mueres de frio, más que medio desnuda a las 5 de la
mañana apostaría todo lo que tengo a que traes minifalda, el maquillaje corrido
en toda tu cara y el lápiz labial de cereza que tanto te gusta ya está a punto
de desaparecer.
Te tiendo
un abrigo cuando terminas de entrar y tu rostro es un poema, definitivamente no
esperabas verme. ¿No hay fiesta de bienvenida, ni saludo para mí? Nuevamente, apostaría
(y ganaría nuevamente) a que preferirías que cualquier otra persona te abriera
la puerta, cualquiera menos yo. Tus
ojos, que siempre fueron brillosos y enormes, están aún más abiertos por la
sorpresa, que cálida bienvenida en medio del frío invierno.
– Volviste. – Veo la misma Lucy que siempre
tuve que rescatar de cantidades exuberantes de alcohol, humos que atontaban y
música que te llevaba a habitaciones desconocidas con gente sin nombre. Tus
oscuros ojos me preguntan cuándo.
– Ayer,
no me esperaba ésta bienvenida. – Me acerco para darte el abrigo y terminas en
mis brazos, mareada casi desmayada, con los mismos olores a fiestas
descontroladas que tanto te encantan y odias. Te sostengo con fuerza mientras
tus piernas no responden y te llevo hasta la única cama existente de la casa.
Te
mantienes sentada y no entiendo cómo, la costumbre supongo. Tus ojos siguen
brillando iluminado como una ciudad en medio de una tormenta eléctrica. Tu risa
resuena en la casa como la de una diosa, sigues siendo la famosa reina que encanta los
corazones de hombres y mujeres.
– ¿Café caliente? – sonreís como una muñeca lastimada,
asintiendo con suavidad.
******
Me
siento a tu lado mientras soplas el humo y recuperas el calor corporal, y poco
a poco recobras el equilibrio y te vuelves más sensible a los sonidos.
– ¿Así
es como te mantienes desde que me fui? ¿En casas de extraños? – Jamás me preocupaste cómo ahora, en todos
estos años, y si yo estoy así qué sé lo que haces, ¿cómo estará tu madre? Tu
silencio te delata y me llevó el celular de tu lado.
El
sonido del buzón de mensajes me permite hablar “Señora Vito, habla Alex, volví ayer a la ciudad. Lucy vino a
visitarme, no se preocupe por ella, está
conmigo. Luego la acompaño hasta su casa, buenos días.”
Te reís
en cuanto cuelgo y te lo devuelvo.
– No terminas
de llegar que ya me estás cubriendo y sacando de apuros de nuevo. – Mientras te
tumbas en la cama y diamantes resbalan por tu rostro pálido con maquillaje
corrido. – Desde que te fuiste ya no tengo quién me sostenga el cabello
mientras vomito, ¿sabes? Me hacías un poco de falta.
– ¿Qué
tal la fiesta de esta noche?
– Ya sabes,
lo de siempre, alcohol por montones, chicos y chicas ofreciéndome sus brazos y
caladas de alegría. Getting high for free,
Darling. – Ríes y cada vez más lágrimas caen. – Me alegro que no hayas
terminado como yo. Estoy muriendo, Alex,
y hubiera muerto completamente hace mucho si no fuera por tu ayuda.
Te
ayudo a levantarte para que puedas abrazarme y llorar en paz, llena la remera
de saliva, de suspiros, de lágrimas, de lo que necesites Lucy, ya volví.
Solo
17, y ya todos los chicos creen que dominas las fiestas haciendo nudos de
cereza. Solo 17 y tu madre todavía cree que te pasas la noche estudiando con
tus amigas. Solo 17 y mantienes una doble vida que te destruye por dentro. Es
alarmante realmente, como puedes manejarnos a todos.
– Todo va
a estar bien Lu, yo me encargo. – La promesa que siempre te hacia cuando te
prestaba mi cama para que descansaras una hora antes de fingir que volvías de
estudiar.
– Tan
amable como siempre. Gracias. – Cierras los ojos sonriendo, sin lágrimas que
derramar.
Solo un
beso en tu frente hirviendo y es lo último que vas a recordar, mientras caes
rendida. Tu temperatura baja hasta no existir, mientras veo la nieve desde la
ventana, y me pregunto ¿cuántas personas te habrán cerrado la puerta hasta que
llegaste a mi?
Busco
tu lápiz labial de cereza y te maquillo con suavidad. Acomodo tu ropa y te
abrigo por última vez. Limpió los demás retazos de maquillaje en tu rostro y
recuesto con delicadeza. Ahora solo me queda volver a llamar a tu madre y
explicarle realmente que fue tu vida. La historia de la chica que antes
conocía.
Mon amour, je sais
que tu m'aimes aussi
Tu as besoin de moi
Tu as besoin de moi dans ta vie
Tu ne peux plus vivre sans moi
Et je mourrais sans toi
Je tuerais pour toi
Tu as besoin de moi
Tu as besoin de moi dans ta vie
Tu ne peux plus vivre sans moi
Et je mourrais sans toi
Je tuerais pour toi
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Lana del Rey siempre me destruye y me inspira, btw, Carmen.